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La fe es una fuerza poderosa que puede cambiar la realidad, pero solo cuando proviene de una conexión auténtica y profunda con el corazón, no de un hábito rutinario. Mariela Gauna resalta que el verdadero impacto espiritual no reside en la repetición de palabras vacías, sino en la energía y la convicción que acompañan cada plegaria.
Una oración realizada sin intención ni compromiso es como sembrar en terreno árido: no puede florecer ni dar frutos. Las energías superiores responden a la sinceridad y la confianza genuina, no a actos automáticos o impulsados por la desesperación. Mariela explica que la fe no debe ser superficial ni forzada, sino una entrega total basada en la certeza de que el universo está trabajando a favor de quien cree.
La «fe ciega» que menciona Mariela no es ignorancia, sino un acto de confianza plena, libre de dudas. Este tipo de fe no necesita elaborados rituales ni pruebas visibles porque su fortaleza radica en la seguridad interna que moviliza energías poderosas para transformar cualquier situación.
Cuando se recita una oración por obligación, sin sentir una conexión real, su efecto es limitado. Las energías no pueden ser influenciadas por palabras vacías o una actitud de duda. La fe genuina nace de un deseo sincero y una confianza profunda, elementos imprescindibles para que una plegaria tenga impacto.
Una sola palabra pronunciada con verdadera fe tiene el poder de cambiar vidas, más que mil oraciones carentes de emoción. La intensidad de la creencia es lo que abre caminos, derriba barreras y desbloquea situaciones aparentemente imposibles. La vibración energética que genera la fe auténtica es lo que permite mover montañas y lograr transformaciones.
Mariela enfatiza que la espiritualidad es un viaje interno que requiere dedicación y autenticidad. Las oraciones repetitivas, carentes de reflexión, no tienen la capacidad de reemplazar la fuerza de una fe auténtica. Estas prácticas automáticas no solo resultan ineficaces, sino que desaprovechan la oportunidad de conectar profundamente con las energías superiores.
Mariela invita a quienes buscan cambios espirituales a reflexionar sobre cada palabra que pronuncian. Abandonar los recitados sin sentido y practicar la oración con intención y entrega permite que la fe se convierta en una herramienta transformadora. La fe auténtica es un salto de confianza que no solo altera el entorno, sino que también fortalece el espíritu.
Cuando las oraciones se hacen con fe verdadera, no solo traen soluciones, sino que también construyen un vínculo más fuerte entre la persona y las energías divinas. Mariela destaca que este tipo de fe es el ingrediente esencial para desbloquear caminos, generar armonía y manifestar cambios profundos.
En conclusión, el poder de la fe no está en las palabras que se dicen, sino en la certeza con la que se creen. Una oración carente de fe es como una puerta cerrada, mientras que una plegaria sincera y llena de confianza puede abrir oportunidades inesperadas. Mariela alienta a practicar la espiritualidad desde el corazón, con autenticidad y compromiso, para alcanzar todo el potencial que la fe tiene para ofrecer.
