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Experiencias con Mariela Gauna

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Siempre me atrajo una mujer con la que trabajé durante años. Nunca pasó nada, pero había una tensión fuerte. Cuando dejó de hablarme por una discusión tonta, sentí que había perdido algo importante. Contacté a Mariela. Me recomendó un ritual de amarre egipcio, enfocado en las energías de la conexión álmica. Me sorprendió lo detallado del estudio que me hizo. No solo volvió a hablarme: se declaró. Hoy somos pareja y seguimos creciendo. Nunca pensé que la magia bien hecha podía ser tan real.

Mi novio me cambió por su ex. Me dolió en el alma. Mariela trabajó con vudú haitiano y un refuerzo de San Alejo. En menos de un mes, la otra desapareció y él volvió a mí. No sé cómo explicarlo, pero fue como si despertara de un hechizo. Lo tengo conmigo, atento y enamorado.

Mi caso fue difícil: yo estaba con una mujer que vivía en otro país. Mariela hizo un trabajo de amor eterno con magia celta y egipcia combinada. Fue increíble. Al mes, ella viajó para verme. Me dijo que no podía vivir lejos de mí. Hoy vivimos en la misma ciudad.

Contacté a Mariela sin muchas esperanzas. Solo quería cerrar el ciclo. Pero ella vio que había amor. Hicimos un amarre vikingo para devolver la fuerza a nuestro lazo. Él me bloqueó, pero volvió a desbloquearme, me escribió y ahora estamos planeando mudarnos juntos. Lo que Mariela hace es real.

Conocí a una mujer en un viaje de trabajo. Fue una conexión de esas que no se explican. Teníamos una diferencia de edad importante y vivíamos en países distintos, pero algo muy fuerte nos unía. Estuvimos en contacto más de un año, viéndonos cada tanto, hasta que de pronto cortó todo. Me dijo que necesitaba espacio, que era mucho para ella. Quedé desolado. Intenté hablarle, buscarla, pero fue inútil. Leía mis mensajes y no contestaba. Me sentí vacío. Una noche, entre lágrimas, encontré el nombre de Mariela Gauna en un foro. Le escribí. Me atendió sin juzgar, con voz calma y directa. Me hizo un estudio y me dijo que el vínculo entre las dos almas era real, pero que estaba bloqueado. Me recomendó un amarre de amor eterno. Acepté, sin saber si eso me traería paz o más dolor. El proceso fue intenso. Sentí cambios, señales, incluso sueños muy vívidos. A los 19 días me escribió ella. Me dijo que me soñaba, que me extrañaba, que no entendía por qué se había alejado. Hoy estamos en una relación estable. Vive en mi país. Planeamos formar familia. Mariela me cambió la vida.

Yo era amante de un hombre casado. Durante mucho tiempo nos vimos en secreto, hasta que él desapareció. Literal. No contestaba más. Me bloqueó. Lo vi por redes con su esposa, fingiendo que todo era perfecto. Yo me moría de tristeza. Nadie sabía de nuestra historia, así que no tenía con quién hablarlo. Busqué ayuda espiritual porque sentía que algo se me estaba yendo del alma. Di con Mariela Gauna. Fui honesta desde el primer mensaje. Ella no me juzgó. Me dijo que lo que yo sentía era verdadero, y que si él también lo sentía, podíamos trabajar. Me recomendó un trabajo de Pomba Gira, porque esa energía era la que regía nuestra relación. Fue muy intensa la experiencia. A veces soñaba con él llorando, a veces con ella discutiendo. Mariela me decía que eran señales del movimiento espiritual. A los 28 días, él apareció. No solo volvió: tomó la decisión de separarse. Hoy estamos juntos, sin secretos. Nunca imaginé que algo tan intenso pudiera transformarse en algo limpio. Gracias, Mariela.

Conocí a un hombre que me cambió la vida. Él era distinto. Me hacía reír, me cuidaba, y por primera vez sentí que alguien me veía de verdad. Pero al cabo de unos meses, se alejó. Sin motivo. Se volvió frío, cortante, indiferente. Le pregunté si había otra persona y me lo negó. Me dijo que estaba “confundido”. Desapareció. Yo no podía soltar. Soñaba con él todas las noches. Lloraba por cualquier cosa. Llegué a Mariela por Instagram. Le conté todo. Ella, con una dulzura impresionante, me dijo que necesitábamos trabajar con un amarre vikingo, porque la relación era pasional y karmática, con mucha energía reprimida. Le confié mi dolor y dejé todo en sus manos. El proceso fue movilizador. Me pasaron cosas raras: sentía su perfume, escuchaba su voz. A los 20 días, me mandó un audio llorando. Dijo que me soñaba, que se sentía vacío sin mí. Hoy estamos juntos. Mariela me ayudó a cerrar una herida que parecía eterna.

Estuve seis años con mi pareja. Fue una relación intensa, pero llena de idas y vueltas. Cuando él se fue, sentí que me arrancaban el alma. Probé con todo: psicólogos, terapeutas, nada funcionaba. Llegué a Mariela por recomendación. Ella me propuso trabajar con un amarre de vudú haitiano combinado con San Alejo para alejar una tercera persona. Me explicó todo, me tranquilizó, y lo hizo todo ella, sin pedirme que prenda velas ni nada. A los veinte días, él volvió. Llorando. Pidiendo perdón. Hoy, estamos juntos otra vez. Con otra energía. Mariela es una profesional de verdad.

Mi novia me dejó tras siete años de relación. Se fue de casa sin explicaciones. Yo estaba destrozado. Una amiga me recomendó a Mariela Gauna. Desde el primer momento, su voz y su forma de explicarme las cosas me dieron paz. Me dijo que lo nuestro tenía raíces kármicas muy fuertes, y propuso hacer un amarre de la diosa Isis y Osiris, porque nuestra conexión venía de otras vidas. Fue un proceso profundo. Soñaba con ella todas las noches. A los 18 días volvió. Llorando. Diciendo que no podía dejar de pensar en mí. Fue impresionante.

Mi ex y yo teníamos una relación apasionada, pero con muchas peleas. Terminamos y volvimos varias veces. La última vez se fue con otro. Fue durísimo. Mariela me hizo un amarre vudú haitiano y un alejamiento con San Alejo para que se corte lo nuevo que tenía. El proceso fue intenso. No fue inmediato, pero al mes y medio volvió. Me dijo que había estado confundida. Me abrazó llorando. Estamos empezando de nuevo. El trabajo de Mariela es verdadero, profundo y hecho con una seriedad que no encontré en nadie más.

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