La envidia y las maldiciones
No me enorgullezco, pero una vez maldije a una persona que me destrozó la vida. Usé su cabello, una vela negra y le pedí a Santa Muerte que le diera exactamente lo que me había hecho. Al mes perdió su trabajo y se fue del país.
Un síntoma claro de mal de ojo es cuando una persona empieza a bostezar constantemente sin estar cansada, pierde el apetito y se siente pesada todo el tiempo. A mí me pasó después de una discusión familiar fuerte. Me limpiaron con huevo y me sentí como si me quitaran una mochila invisible.
Las maldiciones también se heredan. Mi abuela siempre decía que en nuestra familia hubo una mujer que fue traicionada y lanzó una maldición que aún sigue afectando a las mujeres de la línea. Todas sufren por amor. Estamos intentando romper eso ahora con trabajos de luz.
Una forma clásica de enviar mala suerte: escribir el nombre completo de la persona en papel, doblarlo con tierra de cementerio, sal negra y orina. Se entierra un sábado por la noche. Es magia sucia, pero funciona.
Si tu casa se siente pesada, los espejos se opacan sin razón y las plantas mueren, es que hay envidia clavada. Limpia las esquinas con ruda y vinagre, pasa humo de incienso y reza en voz alta pidiendo que se disuelva el mal.
La vecina de mi madre la envidiaba tanto que le echaba azúcar con tierra en la puerta. Mi madre empezó a engordar sin explicación, se le caía el pelo. Hasta que una señora de campo le dio un remedio: hervir ruda, limón y clavo de olor, y darse baños tres días seguidos. Funcionó.
Una vez usé la sombra de una persona para dañarla. Se necesita un espejo y una vela negra, y proyectar la imagen en la cera mientras se pronuncia su nombre. Hay que tener mucho poder mental, pero es posible.
La envidia no siempre viene de enemigos. A veces los que más te sonríen son los que más daño te desean. Me pasó con una amiga. Desde que me ascendieron en el trabajo, me hablaba diferente. Todo me empezó a ir mal hasta que me hice una limpieza con sal, laurel y albahaca.
Una bruja me enseñó a detectar quién te ha lanzado mal de ojo: pon tres velas (roja, negra y blanca), una foto tuya y tres papeles con los nombres de quienes sospeches. El que se quema primero es el que te está perjudicando.
No subestimen las “bendiciones falsas”. Hay gente que te dice “qué bien te va” mientras por dentro desea lo peor. Esa energía llega. Yo uso siempre un alfiler rojo escondido en mi ropa. Desvía el mal.