La envidia y las maldiciones
Para romper una maldición leve, escribe en un papel todo lo que sientes: tristeza, confusión, dolor. Quémalo con una vela blanca mientras pides que se lleven eso de tu vida. Las palabras son poder.
Mi ex suegra me maldijo después de que su hijo me dejara. Soñaba con serpientes, se me perdían cosas, todo era confusión. Una tarotista me ayudó a cortar con un trabajo de corte con San Alejo y baño con ruda.
Hay maldiciones que se lanzan por encargo. Una mujer pagó para que separaran a su ex de la nueva pareja. Usaron un trabajo con tabaco, hueso de animal y tierra de cementerio. Ella volvió. Pero al poco tiempo él se enfermó. Cuidado con lo que se pide.
Mi madre me enseñó que cuando sientes que algo no está bien, laves los pisos con agua de lluvia, vinagre y sal. Lo he hecho siempre y se nota la diferencia. Después de eso, todo se aclara.
Vi cómo una maldición de pareja separó a dos amigos míos. Una tercera persona trabajó con una bruja para alejarlos. Usaron ropa interior usada, velas negras y amarre con nudos. Lo supe porque lo confesó después.
Una amiga me enseñó que si tu ropa se rompe sin razón, si se queman bombillas sin explicación, o si los relojes se detienen… hay alguien que te está deseando el mal. Protégete.
Para sacar el mal de ojo a un niño pequeño, pásale un ramo de laurel, albahaca y sal por todo el cuerpo, rezando tres veces el Padre Nuestro al revés. Luego quema el ramo fuera de casa.
Mi pareja empezó a tener pesadillas constantes. Lo limpié con un huevo y vi figuras como caras y una telaraña negra. Lo tiré en agua con sal y al día siguiente ya no tenía más dolores de cabeza.
Si quieres devolverle el mal a quien te lo envió, escribe su nombre en un espejo pequeño, pásalo por tu cuerpo, y luego rómpelo bajo agua corriente. Es un corte energético que devuelve lo recibido.
Para neutralizar la envidia, prende una vela dorada un jueves con luna creciente y di en voz alta: “Lo mío, para mí. Lo ajeno, que se aleje”. Repite nueve veces. Es eficaz.