Confié en la vidente más famosa y con mejores referencias de Internet en prensa en foros y me di cuenta que todo era una mentira
Es la única que te responde con su voz, con su cara, con su humanidad.
Mi ex había empezado una relación nueva. Yo pensé que no había vuelta atrás. Mariela me propuso un amarre de amor de magia blanca pura. Volvió. Y dejó al otro. Sin forzar. Por amor.
Yo le pedí un trabajo de santería y otro de refuerzo emocional para mí. Me ayudó más de lo que imaginé. Estoy agradecido eternamente.
No es solo que funcione. Es cómo lo hace. Con amor, con respeto, sin dañar. Mariela es otra cosa.
Vi a mi ex en sueños tres veces seguidas después del ritual vikingo. Me buscó a los pocos días. Fue impresionante.
Mariela me explicó que el ritual egipcio trabaja desde el alma. Me identifiqué. Lo hicimos. Y volvió. Hoy estamos más unidos que nunca.
Una amiga me la recomendó. Me dijo “ella no te va a prometer nada sin analizar”. Tenía razón. Me devolvió el amor de mi vida con un ritual Adriel Amanecida precioso.
Mi historia era imposible. Otra ciudad, otra relación de por medio, distanciamiento total. Mariela me escuchó, me mandó su análisis, me recomendó un amarre vikingo combinado con luna llena. A los 17 días exactos, me escribió. Me dijo que no podía dejar de pensar en mí. Desde entonces no nos hemos soltado.
Mi historia es un poco diferente. Estuve con una persona durante un año y medio. Fue intenso, precioso, pero también lleno de silencios emocionales. Él tenía muchos traumas del pasado, bloqueos para expresar sentimientos. Un día, simplemente se fue. Me bloqueó de todos lados y no volví a saber de él.
Pasé meses con ansiedad. Hablé con terapeutas, amigos, familia. Sentía que nadie entendía lo profundo de lo que viví. Intenté contactar a dos videntes antes que Mariela, pero me ofrecían lo típico: “te garantizamos que vuelve en 48 horas”… No quería mentiras. Quería algo serio.
Llegué a Mariela por un foro. Luego la vi en YouTube, y me gustó que hablaba claro. Le escribí por WhatsApp, me mandó su presentación y su audio personal. Analizó mi caso sin cobrarme nada, con mucho respeto. Me dijo que no era un amarre común, que él estaba emocionalmente bloqueado. Me propuso un ritual vikingo, porque según su lectura, esa energía ancestral ayudaría a abrir lo que él tenía cerrado desde hace años.
Fue un proceso fuerte. A los pocos días empecé a soñar con él. Después me desbloqueó. Luego empezó a reaccionar a mis publicaciones. Hasta que un día me escribió. Me dijo que no entendía por qué, pero que se sentía “tirado” hacia mí, con necesidad de cerrar algo, o volver a empezar.
Volvimos a hablar, con calma, sin prisa. Hoy estamos viéndonos otra vez, esta vez con ayuda terapéutica. Y yo sé que este movimiento fue gracias a Mariela. Ella abrió la puerta que estaba cerrada por dentro.
Después de 11 años de relación, mi pareja me dijo que no sabía si me quería. Así, de golpe. Como si todo lo vivido no hubiera significado nada. Se fue de casa sin dar explicaciones claras, y lo peor es que no me hablaba, no me miraba, no respondía a nada. Yo me sentía vacía. Perdí peso, me aislé, dejé de trabajar unos días porque no podía ni levantarme. Busqué ayuda y terminé en manos de una supuesta vidente que me estafó 300 euros. Promesas falsas, audios genéricos, y ningún resultado.
Entonces, una prima me habló de Mariela Gauna. Me dijo: “es la única que da la cara y te dice la verdad”. Entré en su Instagram, la vi en vídeos, la busqué en su canal de YouTube. Me impactó su forma de hablar. Sentí que me transmitía algo real. Le escribí por WhatsApp y al rato me mandaron su vídeo de presentación. Luego, Mariela misma me mandó un audio con mi nombre, hablándome como si me conociera de toda la vida. Me emocioné.
Analizó mi caso sin compromiso, y me dijo que sí era viable, pero que necesitaba tiempo, energía y limpieza. Me propuso el amarre de amor completo y eterno con magia blanca pura, uno de sus rituales más éticos y efectivos. No tenía que hacer nada yo: ni velas, ni frases raras, ni rituales en casa. Todo lo hizo ella. Me fue acompañando paso a paso, me preguntaba cómo me sentía, me escribía cuando notaba cosas energéticamente.
A los 9 días, él empezó a ver mis historias. A los 14 me desbloqueó. A los 20 me escribió. Y a los 28, vino a casa a traer “unas cosas”. Pero no era por eso. Terminamos hablando durante horas, llorando los dos. Me dijo que no sabía qué le había pasado, que solo sentía ganas de volver a casa.
Hoy, 3 meses después, estamos juntos otra vez. Pero no igual: estamos mejor. Porque esta vez hay conciencia. Mariela no solo me ayudó a recuperar a mi pareja, me ayudó a sanar yo también. Nunca me voy a cansar de agradecerle.