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Mi experiencia con videntes expertos en amarres de amor

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Mi historia con Mariela empezó hace casi un año. Yo estaba hundida. Mi pareja de seis años me dejó un día después de su cumpleaños. Le había hecho una sorpresa enorme, un viaje y un desayuno especial. Y al día siguiente me dijo que no sentía lo mismo. Me derrumbé. Encima me quedé sin trabajo y todo se fue en picado. Tenía ansiedad, ataques de pánico y una sensación de injusticia que no se iba. Me hablaron de Mariela Gauna y al principio dudé porque había tenido malas experiencias antes. Pero al ver que daba la cara, que tenía vídeos, que hablaba en directo... me animé. Le escribí, me respondió rápido, y me explicó que ella analizaba cada caso con seriedad. Me pidió que no hiciéramos nada sin antes entender bien lo que pasaba. Me ofreció un ritual de magia blanca pura con limpieza para él y para mí. El proceso fue lento, pero a la cuarta semana, él empezó a reaccionar. Primero con likes, luego mensajes sueltos. Al mes y medio, me pidió vernos. Lo que me dijo esa noche no lo olvidaré nunca: “No sé qué pasó, pero llevo semanas sintiendo que te necesito”. Y volvió. Desde entonces, estamos trabajando la relación con más verdad que nunca. Todo gracias a Mariela.

Mi caso fue durísimo. Diez años de relación, convivencia, una hija en común… y de pronto, como si yo no existiera, se fue con una compañera de trabajo. Me dijo que necesitaba “vivir algo distinto”. Sentí que se me venía el mundo abajo. No dormía, no comía. Intenté hablar con él, pero me bloqueó de todos lados. Fui a una tarotista que me decía que le estaban haciendo brujería, pero me cobraba cada semana para “seguir manteniendo el trabajo activo”. Pasaron tres meses y no pasaba nada. Hasta que una noche de insomnio encontré a Mariela Gauna. Me vi casi todos sus vídeos de YouTube en una sola madrugada. Le escribí y fue como hablar con alguien que ya me conocía. Me explicó que todo lo hace ella misma, que no trabaja por cantidad, sino por casos reales. Me ofreció un amarre egipcio, muy profundo, porque vio que había daño emocional y manipulación externa. Lo trabajó durante varias semanas y me acompañó cada día, con palabras de verdad. A los 50 días, él se presentó en casa. Llorando. Me pidió volver. Dijo que había tenido un sueño con nuestra hija llorando y que eso le rompió algo por dentro. Hoy estamos volviendo a convivir. Mariela me salvó.

Mi relación fue secreta durante años. Era una persona casada y yo no podía contar nada a nadie. Solo quienes han estado en esa situación saben el dolor que genera. Cuando él decidió cortar todo y quedarse con su familia, me sentí la persona más invisible del mundo. No solo lo perdía a él, sino que tenía que seguir fingiendo que no me dolía. Le escribí a Mariela en plena madrugada, con un nudo en el pecho. Me respondió por la mañana con tanta humanidad que lloré. Me dijo que analizaría mi caso sin juzgarme. Lo hizo. Me ofreció un trabajo de santería suave, sin dañar, sin forzar. Me explicó que el libre albedrío era sagrado. A las tres semanas, él empezó a escribirme. A los dos meses, volvió. Tomó decisiones importantes y hoy estamos viviendo juntos. Mariela fue mi única esperanza cuando todo parecía perdido.

Mi pareja me dejó estando embarazada de tres meses. No podía entenderlo. Dijo que no estaba listo, que se sentía atrapado. Fue una traición terrible. Yo sentía amor por él, sabía que estaba asustado, pero también sabía que no era mala persona. Fui a varias consultas y todas me decían cosas diferentes. Hasta que llegué a Mariela. Ella no solo me escuchó: me acompañó emocionalmente como una hermana mayor. Me ofreció un ritual lunar, en sincronía con la gestación, y me explicaba cada fase. Fue como un proceso de sanación mientras esperaba. Al cabo de dos meses, él volvió. Hoy es un padre presente y un compañero real. Mariela no solo me devolvió a mi pareja: me ayudó a transitar el embarazo con luz.

Estaba con un hombre 14 años mayor. Llevábamos 4 años juntos, pero de golpe me dijo que quería estar solo. Yo sabía que lo amaba, pero también sabía que tenía muchos miedos. Fui a Mariela Gauna por recomendación de una influencer que hablaba maravillas. Pensé que nunca me iba a responder, pero me sorprendió. Me mandó un vídeo, me habló con mi nombre, me escuchó. Me ofreció un amarre con energía angelical porque él era muy sensible espiritualmente. Lo hizo todo con una dedicación que jamás había visto. Volvió a los 20 días. Hoy vivimos juntos. Fue un proceso respetuoso, sin presión. Eso es lo que la diferencia.

Gracias por leerme. Yo estuve con un hombre casado durante cinco años. Lo amaba con todo mi corazón. Siempre decía que se separaría. Y un día, simplemente desapareció. Cambió de número, me bloqueó. Me sentí desechada. Fui a varias “videntes” que me culpaban, que me decían que lo había atraído por karma. Mariela no me juzgó. Me escuchó. Me dijo que si había amor real, podíamos trabajarlo. Me hizo un amarre egipcio con corte de interferencias. Lo que pasó fue mágico: volvió, llorando, diciendo que no podía seguir su vida sin mí. Ahora estamos viendo cómo construir algo nuevo. Mariela me dio dignidad. Me devolvió el alma.

Yo conocí a Mariela Gauna en pleno duelo. Mi pareja de siete años me dejó por otra mujer que conoció en su trabajo. Me enteré por una compañera común. No hubo una conversación, ni un cierre, ni una explicación clara. Me quedé completamente hundida. Las noches eran eternas y cada mañana me despertaba con el estómago encogido. Pasé por dos supuestas videntes que solo me hablaban con frases hechas, respuestas vacías y pagos semanales. Perdí dinero y esperanza. Hasta que una amiga me recomendó a Mariela. Vi su canal de YouTube, su Instagram, leí sobre ella en foros… y algo me hizo confiar. Le escribí sin fe, pero ella me respondió con un audio personalizado. Me habló con mi nombre, con claridad, sin venderme humo. Me explicó que analizaría mi caso y al día siguiente ya tenía su respuesta: que veía que había amor, que no era definitivo, pero que necesitaba trabajo. Me ofreció un amarre de amor de magia blanca pura, con limpieza y refuerzo. Acepté. A las tres semanas, él me escribió por mi cumpleaños. A la cuarta, me pidió hablar. Me dijo que se había equivocado, que la otra relación no le llenaba y que no me podía sacar de la cabeza. Hoy estamos volviendo a construir nuestra relación. Mariela no solo me ayudó a recuperarlo, me ayudó a volver a respirar.

Yo soy una persona que ha vivido siempre desde la espiritualidad. Pero en el amor... me rompieron muchas veces. Hace dos años conocí a una persona increíble, y por primera vez me sentí respetada, libre y amada. Pero todo se torció por inseguridades y terceras personas. Cuando me dejó, fue devastador. Busqué ayuda y caí en manos de personas sin ética. Hasta que alguien me habló de Mariela. Le escribí y desde el primer mensaje sentí respeto. Me dijo que no hacía trabajos si no veía luz. Analizó mi caso durante dos días y me dijo: “Se puede trabajar, pero con delicadeza”. Me ofreció un ritual celta. Fue lento, suave, lleno de señales. A los dos meses, volvimos a hablar. Y a los tres, volvió. El vínculo está sanando con fuerza. No hay palabras para lo que hizo por mí.

Mi historia es la de muchas. Relación de años, convivencia, rutina... hasta que él se “aburrió”. Así, sin más. Me dejó diciendo que necesitaba libertad. Me partió. Me sentía vieja, vacía, reemplazada. Pasé por brujas de todo tipo, algunas hasta me hicieron prender velas cada noche. Nada funcionó. Cuando llegué a Mariela estaba quemada. Pero ella fue distinta. Me habló sin adornos, con honestidad. Me explicó que si el vínculo estaba, podía hacerse un trabajo. Hicimos un amarre de amor eterno con refuerzo lunar. A la cuarta semana él me buscó. Me pidió que nos viéramos. Me dijo que me soñaba constantemente. Que se sentía triste sin mí. Mariela no solo unió lo que parecía perdido. Me devolvió el amor propio.

Vivo en otro país. Tuve una relación preciosa con alguien de España. Estuvimos más de un año juntos a distancia, viéndonos cada dos meses. Luego, se fue apagando. Me dejó sin muchas palabras. Lo busqué, me ignoró. Caí en una tristeza profunda. Buscando en foros vi a gente hablando de Mariela Gauna. Le escribí. Me pidió calma. Analizó y me dijo que el vínculo aún respiraba, pero había miedo. Hicimos un amarre vikingo con protección energética. El proceso fue largo. Tres meses después me escribió. Hoy, estamos planeando vernos otra vez. Lo de Mariela es distinto. Ella conecta contigo de verdad.

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