Trucos esotéricos
Cuando necesito paz interior, enciendo una vela azul con esencia de lavanda y pongo música suave. Es mi ritual básico de limpieza emocional.
Un saquito con lentejas, una hoja de laurel y una estrella de anís debajo de la almohada ayuda a mantener la energía de la abundancia activa mientras duermes.
Yo pego un imán pequeño en la puerta de entrada con una frase escrita: “la suerte me sigue”. Parece una tontería, pero desde que lo hice me empezaron a pasar cosas buenas.
Riego mi planta de jade con agua a la que le pongo una pizca de azúcar y miel los lunes. Dicen que es para activar el dinero. En mi caso, funciona.
Para la suerte en el dinero y sobre todo cuando estoy por empezar un proyecto nuevo o necesito ganar clientes, hago un pequeño altar el primer viernes del mes. Uso una vela dorada, tres monedas (una de cada país si puedo), canela en polvo, azúcar moreno y laurel. Escribo en un papel marrón todo lo que deseo atraer en el plano económico, doblo el papel y lo coloco debajo de la vela. Mientras la enciendo, repito: “la abundancia fluye hacia mí con facilidad, todo lo que necesito me busca y me encuentra”. Dejo que la vela se consuma completamente y guardo el papel doblado en mi cartera. Ese ritual me ha abierto caminos más de una vez, incluso cuando pensaba que ya no había solución.
Cuando pasé por una etapa de muchísimo estrés familiar, donde todos discutíamos por cualquier tontería y el ambiente se sentía como cargado, comencé un ritual que me enseñó una señora mayor de mi barrio. El primer domingo del mes, limpio toda la casa con una mezcla de agua, sal gruesa, vinagre blanco y tres ramas de romero fresco. Lo paso desde el fondo de la casa hacia la puerta de entrada, en silencio y pidiendo mentalmente paz y reconciliación. Luego enciendo una vela blanca en el centro del salón, rodeada de pétalos de rosa blanca y lavanda seca. Me siento unos minutos en silencio y visualizo a cada miembro de mi familia riendo, abrazándose, hablándose con respeto. Lo hago desde hace 6 meses y te juro que la energía en casa cambió. Ya no hay gritos, hay más diálogo. Lo recomiendo de corazón.
Yo hice un ritual para encontrar hogar que me cambió la vida. Llevaba meses sin poder alquilar nada decente y todo lo que aparecía se me escapaba por poco. Una amiga que sigue mucho el camino esotérico me dio este consejo: llenar un frasco de vidrio con arroz, lentejas, una ramita de canela, una de laurel y un poco de tierra (yo usé de una maceta). Lo tapé bien y lo coloqué en el centro de mi casa actual (aunque era temporal). Cada noche, durante 7 días, me sentaba frente al frasco con una vela marrón encendida y visualizaba mi nuevo hogar. Al octavo día, me llamaron para decirme que me habían aceptado en un piso que llevaba meses deseando. A veces la fe se construye con pequeños gestos como estos.
Para atraer el amor estable, hice un ritual muy bonito. En luna nueva, puse una vela rosa en un plato blanco, rodeada de azúcar, pétalos de rosa y tres cucharaditas de miel. Escribí en un papel las cualidades de la relación que quería (no de una persona concreta), y lo puse bajo el plato. Me senté y hablé en voz alta como si ya estuviera en esa relación. La vela se consumió completa. Guardé el papel en una caja con cuarzos rosa. Al mes siguiente conocí a quien hoy es mi pareja. No fue inmediato, pero sí mágico.
Un ritual precioso para la paz personal: cada domingo por la mañana, escribo todo lo que me agobia en un papel. Lo doblo, lo quemo con una vela azul, y luego echo las cenizas en una infusión de lavanda y menta que preparo al mismo tiempo. Bebo esa infusión como símbolo de que acepto, suelto y me limpio. Me ha cambiado la forma de empezar la semana. Lo acompaño con música suave y nada de móvil hasta el mediodía. Magia cotidiana.
Para que la casa fluya con buena energía, lo primero es tener una planta de albahaca cerca de la entrada. Yo tengo una y le hablo todos los días. Además, barro tres veces por semana hacia la puerta, visualizando que la energía estancada se va. Una vez al mes, rocío las esquinas con agua de ruda y limón. Y todos los viernes, pongo un cuenco con arroz, canela y clavo al lado de la puerta principal. Desde que hago esto, hay más armonía, menos discusiones y mejores noticias.