Trucos esotéricos
Yo hago un ritual especial antes de jugar a la lotería. Coloco el décimo bajo un vaso de agua con sal marina y una vela verde al lado. Visualizo el número y repito 7 veces: “la suerte me reconoce, la fortuna me honra”. Luego dejo el décimo en una bolsita junto a una ramita de laurel y una estrella de anís. No siempre gano, pero he tenido premios pequeños más de una vez desde que lo hago. Lo importante es la conexión.
Cada vez que quiero atraer oportunidades nuevas en lo laboral, escribo mi nombre completo en un papel junto a las palabras “prosperidad y camino abierto”. Lo doblo en tres, lo rocío con colonia de la buena suerte, lo dejo una noche entera a la intemperie bajo la luna y luego lo guardo dentro de una agenda o carpeta de trabajo. En serio: cuando lo olvido, se estanca todo; cuando lo hago, las cosas fluyen.
Para la maternidad, después de varios intentos frustrados, me preparé un baño espiritual que me conectó con mi cuerpo desde otro lugar. Fue en luna creciente. Herví durante 15 minutos flores de manzanilla, pétalos de rosa blanca, unas hojas de albahaca y un poquito de miel. Mientras hervía, yo escribía en un papel todo lo que quería decirle a mi cuerpo: “te acepto, te abrazo, confío en ti”. Luego vertí esa infusión tibia en la bañera y me sumergí durante 20 minutos con una vela blanca encendida al lado. Sentí algo desbloquearse. A los tres meses, quedé embarazada. No sé si fue eso o no, pero algo sanó dentro de mí. Lo recomiendo desde el alma.
Antes de una entrevista de trabajo importante, siempre hago lo mismo. Me doy una ducha normal, y al final me echo una mezcla de agua de laurel con clavo de olor, cáscara de limón y canela en rama que he dejado reposar toda la noche anterior. Me seco sin frotar, dejo que se absorba y luego me visto con una moneda dorada en el zapato derecho. Me concentro mucho en pensar que soy elegido. No falla. Las veces que lo he hecho, me han llamado. Y cuando no, al menos me siento confiado, y eso también cuenta.
Cuando alguien te maldice con la mirada o te lanza energía mala, el huevo es el escudo. Pásate un huevo por todo el cuerpo al anochecer, rómpelo en un vaso con agua y déjalo debajo de la cama. Por la mañana, míralo. Si está turbio o con formas raras, había mal de ojo. Entiérralo lejos de casa.
Antes de cualquier ritual, yo trazo un círculo de sal gruesa alrededor mío. Nadie entra. Nada entra. Protege tu energía como si fuera tu vida. Porque lo es.
Nunca hagas magia en estado de rabia. Si tienes el corazón sucio, lo que invocas se te vuelve en contra. Respira, purifica, y luego actúa. La brujería es dominio, no descarga emocional.
Si tienes un enemigo declarado, escribe su nombre con tinta negra en un papel, dóblalo tres veces, congélalo en agua con vinagre y sal. Mételo al congelador y no lo saques. Es un hechizo de paralización muy efectivo.
Las velas no son decoración. Hablan. Si parpadean mucho, si chispean, si se apagan solas, es porque algo o alguien no quiere que hagas tu trabajo. Escucha. No fuerces.
Nunca mires atrás cuando salgas de un lugar donde sentiste mala vibra. Ni en la calle, ni en una casa. Te llevas contigo lo que dejaste.