Trucos esotéricos
Nunca dejes tu pelo en el cepillo. Quémalo. El cabello guarda tu energía y cualquiera con malas intenciones puede usarlo para dañarte.
Los amuletos no se prestan. Lo que es tuyo, vibra contigo. Si otra persona lo toca mucho, hay que limpiarlo con humo de incienso y dejarlo toda la noche en sal.
Las limpiezas con vela negra deben hacerse en luna menguante. Y siempre acompañarlas de un baño de agua con limón y sal para cerrar el trabajo.
No hagas pactos con entidades que no conoces. Si invocas sin saber con quién hablas, puedes abrir puertas que no se cierran nunca. Siempre llama con nombre claro.
Cuando un ritual se corta (vela que no prende, viento extraño, caída de objetos), es porque algo se resiste. Espera. No insistas. Rehaz en otro día más limpio.
Para que alguien piense en ti sin descanso, escribe su nombre siete veces en un papel, ponle una gota de tu perfume, dóblalo y guárdalo bajo tu almohada. Pero cuidado: solo hazlo si estás lista para lo que venga.
Los espejos frente a la cama alteran el sueño y abren portales. Si no puedes moverlo, cúbrelo por la noche con una tela oscura.
Cuando quieras proteger tu nombre, firma sobre un pentagrama hecho a lápiz en una hoja blanca. Luego quémala con una vela blanca. Tu identidad queda blindada.
Antes de hacer cualquier tipo de amarre o hechizo, purifica tu cuerpo. Una ducha con sal gruesa y agua de laurel limpia las dudas y te centra en la intención real.
Si alguien te debe dinero y no te paga, pon su nombre en un vaso con agua, vinagre y una cucharadita de azúcar. Déjalo una semana en un sitio oscuro. No falla.