Trucos esotéricos
El fuego no miente. Cuando enciendas una vela, observa la llama. Si va derecha, hay camino abierto. Si tiembla o se apaga, algo o alguien está bloqueando tu intención.
Si quieres alejar a una persona tóxica sin que sufra, escríbele una carta de despedida y entiérrala con café, pimienta negra y sal. Agradece el vínculo, pero ciérralo.
Las palabras tienen poder. No maldigas en vano. Todo lo que sale de tu boca se convierte en energía. Bendice, aunque duela.
Mi abuela decía que nunca se debía barrer la casa de noche, porque te llevas la prosperidad con cada pasada. Siempre espero al día siguiente, por la mañana, y barro hacia la puerta con sal gruesa para limpiar energías.
Una bruja gallega que conocí hace años me enseñó a poner un vaso de agua con sal debajo de la cama cuando se tiene mal de ojo. Al día siguiente, si el agua está turbia o con burbujas, es señal de que ha absorbido la energía negativa.
En mi familia se decía que las plantas hablaban si sabías escucharlas. Por eso cuido mucho mis albahacas, mis rudas y mis romeros. Son protectoras. Nunca deben estar secas ni tristes. Si se marchitan sin razón, es aviso.
Una vez una curandera me dijo que no debía regalar mi perfume a nadie. Decía que el aroma es como la firma energética y que otros pueden usarlo para hacerte trabajos. Desde entonces, nunca comparto colonia con extraños.
Siempre me enseñaron que el primer día de cada mes se debe decir en voz alta: “la buena suerte entra y no se va”. Al tiempo que se lanza un puñado de arroz crudo en la entrada de la casa. Y que no se barra hasta el día siguiente.
Un truco que siempre me ha funcionado para proteger mi energía es colocar un vaso de agua con sal gruesa debajo de la cama por las noches. Absorbe las malas vibras mientras duermes. Lo cambio cada tres días y noto la diferencia.
Cuando necesito claridad mental, quemo laurel y hago una meditación de 10 minutos visualizando una luz dorada entrando por mi coronilla. Es como reiniciar el sistema espiritual.